PROTOCOLO FAMILIAR ¿Es conveniente o necesario?
PROTOCOLO FAMILIAR ¿Es conveniente o necesario?
ALGUNAS CONSIDERACIONES
En mi anterior artículo sobre empresas familiares, concluía sobre la importancia del Protocolo Familiar como mapa orientador en la ruta del éxito en la continuidad de una empresa familiar por sucesivas generaciones, aunado a la grata, honrosa y entusiasta participación de la familia en la dirección de un proyecto empresarial que algún antecesor visionario inició como un proyecto de vida, trabajo y sustento, no sólo para desarrollarlo en su presente, sino también con la ilusión de verlo crecer en el tiempo por su esmerado empeño y el deseo real que su generación familiar le diera una continuidad aún mayor.
Así mismo el actual avance de la pandemia COVID-19, y sus posibles estacionalidad durante un largo tiempo y su impacto en la paralización de las empresas, pone en manifiesto la importancia de acelerar la caracterización del “Protocolo Familiar”, valdría la pena dedicar algunas reflexiones previas para identificar algo más sobre su significado, forma y naturaleza.
Las primeras interrogantes fundamentales serían:
En cuanto a su importancia:
¿En qué lugar del proceso de una planificación sucesoral se ubica?
¿Es lo básico para un buen comienzo de la exitosa prospectiva de continuidad, o es por el contrario la culminación de ese proceso?
¿Es una finalidad en sí mismo, o es un medio que facilita el necesario equilibrio entre el crecimiento exitoso de la empresa, con la armonía fundamental de las relaciones familiares?
En cuanto a su forma:
¿Es o debe ser un documento formal, elaborado por algún abogado experto en la materia, con un registro legal, que establezca las normas de comportamiento en la empresa y la familia y que garantice su estricto cumplimiento por parte de todos los involucrados o bastaría un simple “pacto de caballeros” con algunas ideas generales de cómo manejar la empresa, teniendo siempre en mente los beneficios y los privilegios de la familia?
En cuanto a su momento:
¿Debe hacerse al momento de la muerte o retiro voluntario del fundador o prepararse con anticipación y participación de familiares que ya están en la empresa, herederos legales, familiares no involucrados, ejecutivos y colaboradores que por años han trabajado junto al fundador y en cuya experiencia y conocimiento podría estar la garantía del éxito esperado?
¿Debería hacerse sólo para ese momento clave del “paso del testigo de mando” al hijo mayor o al que se decida entregar la riendas de la dirección de la empresa o repetirse en cada cambio generacional o de dirección?
Para garantizar una buena redacción en los acuerdos, ¿Cuál debería ser el nivel de rigurosidad o flexibilidad de su contenido?
Si ya conoces del tema y has seguido correctamente todos los pasos previos y presentes para una buena planificación sucesoral, felicitaciones y mucho éxito.
Ah, permíteme una última pregunta:
¿Has revisado alguna vez su contenido (Protocolo Familiar), para ratificarlo o hacerle los cambios que las nuevas circunstancias recomiendan?
Por supuesto, éstas no serían todas las interrogantes por contestar, pero podrían ser un buen comienzo para identificar algunos aspectos generales de cómo actuar, según tu particular posición en una Empresa Familiar.
Seguiremos hablando de este fascinante tema en próximas entregas, en un sincero intento de ayudar a reconocer el rol a cumplir desde la posición en la que te encuentres. Mientras tanto si tienes alguna duda o inquietud particular que quieras compartir, por favor no dudes en hacerlo a la dirección de esta página.
Jesús Alberto Ortega
Experto Senior en Negocios y Empresas Familiares