La conducta poco ética está en alza II Parte
“En el anterior artículo, lidiamos con las barreras que suponían los problemas éticos para el empresariado.
Entre estos contábamos las prácticas de “Establecer metas mal concebidas” que regularmente pasan por la presión de lograr un beneficio en las ventas, maximizar la presión por las horas facturables o lograr un incentivo bajo cualquier circunstancia.
En otras prácticas como la “Ceguera motivada”, la mayoría de las personas tiene conocimiento del efecto negativo, pero pasamos por alto la conducta poco ética cuando nos conviene hacernos los desentendidos. Un caso de reflexión de esta conducta habitual en el sector financiero es el caso de las firmas Standart & Poor´s, Moddys y Fitch. Ambas firmas sobrevaloraron la clasificación de solvencias para las empresas con las cuales trabajan y al mismo tiempo ofrecieron servicios de consultorías para mejorar sus rankings de títulos de valores, permanecer con mejores contratos y satisfacer a sus clientes.
Así mismo, en la “Ceguera indirecta” responsabilizamos a otros por los trabajos, productos o servicios que nosotros tenemos que prestar directa o indirectamente, como es el caso de las firmas de auditorías cuando reciben una orden de su contratante ¡ Hagan lo que tengan que hacer para resolver un buen estado financiero!.
En síntesis, bajo todas estas barreras debemos preguntarnos:
¿Estamos diseñando metas mal concebidas y poco alcanzables que generan una red mal entramada de conductas éticas destructivas para las empresas?
¿Provocamos conflictos de intereses que motivan que las personas ignoren el comportamiento, cuando tienen algo que perder o simplemente sienten que ganan más y el daño colateral no es importante y/o visible en el presente?
¿Tendemos a pensar que el trabajo “sucio” lo debe hacer una empresa tercerizada u otro que no demuestre nuestra incapacidad para alcanzar un producto o servicio de calidad?
¿Estamos incentivando indirectamente en nuestros ejecutivos el pasar por alto las decisiones poco éticas cuando le conviene a la empresa?
Los sistemas de control éticos no funcionan por sí solos, sino que requieren ser activados, conversados o discutidos para ver cómo se aplican
Por último y no menos importante, lo que he aprendido recientemente de mi mentor Jesús Alberto Ortega: ¿Qué implicancias éticas pueden surgir de esta decisión? Aunque nunca había escuchado estos cuestionamientos en una junta directiva, entendí que tenemos que ponerlos en práctica para salvar nuestra propia organización”.
Simón Rausseo
Co-founder BAM
Disruptor