Desafíos, Sostenibilidad y Transición en Empresas Familiares
Muchas veces en situaciones de conflicto interno, especialmente en empresas familiares, tendemos a establecer muros y generar divisiones que poco a poco van mermando la eficiencia del negocio y pueden desencadenar resultados inesperados, generalmente negativos para todas las partes.
Hace unos meses escuché por segunda vez una historia que había oído hace muchos años, pero en esta oportunidad reverberó en mi interior algo, como si esta vez me identificara con el misterioso personaje del cuento.
Evidentemente no voy a repetirlo aquí con todos los detalles, muchos de ellos con gran importancia para reflexiones particulares. Por ahora me limitaré a narrar a grandes rasgos, los aspectos que para mí resultaron una revelación en la búsqueda del sentido de algunos negocios y emprendimientos.
Un viejo granjero, bastante exitoso, después de muchos años de labor decide una transición sus dos hijos, Afortunadamente estos habían trabajado con él por más de 30 años y conocían al detalle todas las áreas del trabajo y contaban con los equipos necesarios y el personal especializado y con experiencia, en cada una de las áreas de su negocio familiar. Todo esto facilitó el logro de una transición armónica de las obligaciones de la dirección.
Algún tiempo después, por razones que ni me acuerdo y que no vienen al caso, aparecieron algunas diferencias de opiniones entre los hijos, acerca de cómo aumentar la producción y las ventas del negocio. Es bueno advertir que ambos querían lo mismo: mayores éxitos y rentabilidad. Los desacuerdos por el “cómo” fueron el primer desafío entre los hermanos, derivando en discusiones por otros motivos, posiblemente sin la mayor importancia, pero por su frecuencia e intensidad pasaron a tomar posiciones de “honor” al punto de parecer irreconciliables.
La insoportable situación llevó a un acuerdo de separación que quebrantaría la sostenibilidad de la empresa fundada por su padre, cada uno de los hermano se hizo dueño de la mitad del terreno de cultivo y la división del experimentado personal, quien a pesar de tener larga lealtad a la dirección, mantenía un gran aprecio a la empresa; pero las diferencias entre sus líderes, les obligaba a una separación total, al punto de tener que comprender que cada parte era la competencia de la otra.
Se hacía evidente que las nuevas estructuras, mostraban debilidades. Aunque en tamaño las tierras fueran iguales, no todas servían para cultivar todos los productos. Los equipos se replicaron en ambas partes, disminuyendo su productividad; igualmente pasó con los trabajadores, que en la mayoría de los casos eran necesarios para labores comunes, pero que ahora se realizaban de forma separada.
Se supo o se suponía, que en las noches algunos cruzaban el río que separaba ambas parcelas, o bien para reunirse con sus antiguos compañeros de trabajo, o bien para tomar alguna herramienta del negocio, que luego devolvería.
Se hacía necesario colocar nuevas barreras para evitar tales incursiones.
En pocas palabras se podría resumir la nueva situación de esta forma: ambas partes incurrían en más costos y lograban cada vez menos ingresos ya que los clientes escogieron según sus necesidades o conveniencias a uno o a otro como su surtidor, sin contar que una gran parte prefirió a otros abastecedores del mercado, que a estas alturas resultaban más competitivos.
Un día cualquiera tocó a la puerta de uno de los hermanos una persona que se ofrecía para trabajos de carpintería. Para el momento le pareció oportuno, ya que necesitaba construir una cerca alta a lo largo del rio, para evitar que siguieran sucediendo las sospechadas incursiones. Sin pensarlo mucho lo contrató, le indicó dónde estaba la madera y los otros implementos de trabajo y le dejó para que iniciara lo antes posible, mientras él iría a la ciudad por asuntos propios.
Pasados unos días regresó con gran expectativa, para ver los avances de la tarea asignada. La gran sorpresa fue que al recorrer el espacio a lo largo de la orilla del rio, no se había construido ni un metro de cerca. Tan sólo encontró un puente, recién instalado y realizado con especial esmero, tanto en fortaleza como en belleza y seguridad.
El otro hermano, que sí había visto cada paso de la construcción del puente, se dijo para sí: “Nunca pensé que mi hermano haría esto, me siento avergonzado de todo cuanto pensé de él…” y al verlo al otro lado, esperando una explicación del carpintero, se dio cuenta que su hermano comenzó a cruzar el puente y al verlo, de manera instintiva, también hizo lo mismo, hasta llegar a la mitad; allí ambos se abrazaron, sin mediar palabras. Ninguno recordaba a ciencia cierta, las razones de su separación.
A lo lejos miró al carpintero, lo llamó y le dijo: no se ni por qué hiciste esto y no lo que te encomendé, sin embargo, estoy muy satisfecho de tu trabajo y deseo que te quedes con nosotros. Ante la negativa del carpintero a la oferta, le propuso pagarle mucho más de lo que originalmente le había ofrecido. El carpintero le dijo: “No se trata de dinero, no puedo aceptar porque aún quedan muchos puentes por construir…”
Si tienes una empresa familiar no olvides que muchas veces debemos prepararnos, tanto para los desafíos cotidianos, la sostenibilidad futura, pero también, muy especialmente para una transición exitosa con una visión compartida entre todos los actores. Si necesitas o deseas mejorarla, no dudes en comunicarte con nosotros (www.bam-mentors.com). Tenemos al carpintero “constructor de puentes”.
Jesús Alberto Ortega – Simón Rausseo – Henry Rodríguez